Necesito inversión privada
La mayor parte de las Startups necesitan financiación para desarrollar su modelo de negocio. La mayor parte de éstas busca la financiación entre inversores privados. Hay diversas figuras de inversión privada: las FFF, los business angels o los Venture Capital. Cuando una Startup está empezando y no ha vivido en entornos privilegiados de aceleración o incubación profesional o no se ha formado convenientemente, hay algunos conocimientos acerca de la inversión que puede que no conozca. Este desconocimiento puede acabar en situaciones de difícil convivencia con un inversor que pueden derivar en bloqueos de la gestión o incluso en un desahucio de facto del fundador de su propia Startup.
No me centraré en este post en las Startups que buscan inversión de Venture Capital. Deben haber pasado por varias rondas previas y los fondos suelen ser profesionales, de forma que muchas de las situaciones que comentaré a continuación no deberían producirse. Es en las fases iniciales, en entornos locales, en los que pueden aparecer inversores nada o poco profesionales que pongan en peligro la continuidad del proyecto, aunque aporten dinero.
Un inversor no solo es dinero.
Decir NO a un inversor
- [symple_highlight color=»blue»]La Química.[/symple_highlight]. Es la más difícil de asumir, especialmente para personas muy analíticas y racionales. La existencia de química con el inversor. Si no se percibe esa química, deberías decir no al inversor, sin más. Estamos hablando de un compañero en un viaje muy largo y complicado. Para los que os guste El Señor de los Anillos, pensad en el momento de constitución de la Comunidad del Anillo, impuesta por Gandalf el Mago y el elfo Elrond en Rivendel, y formada por hombres, hobbits, un elfo y un enano. Uno de los hombres es Boromir de Gondor, y desde el mismo momento de la creación de la Comunidad, se ponen de manifiesto los recelos de Aragorn e incluso de los pequeños hobbits hacia Boromir, que más tarde genera varios líos con su deseo de poseer el Anillo. Si hubieran hecho caso en Rivendel a la falta de química, se hubieran ahorrado más de un disgusto. Pues eso, hay que prestar atención al interior de uno mismo para escuchar cualquier señal sobre la existencia o inexistencia de química respecto al inversor.
- [symple_highlight color=»blue»]Remuneración[/symple_highlight]. Un inversor aporta capital a una compañía para cumplir unos determinados objetivos. PUNTO. En la propia labor de proteger su inversión el inversor tratará de abrir puertas al emprendedor desde el punto de vista de desarrollo de producto, captación y retención del talento, búsqueda de nueva financiación, comercialización, marketing, etc. Esa labor va implícita, como digo, a su propia inversión; no se entiende una sin la otra. De modo que no tiene sentido que, además, un inversor pretenda cobrar por dicha labor, bien sea en efectivo (con lo cual está bajando el coste de su inversión y, por tanto, la valoración) bien sea con un mayor porcentaje de la compañía a cambio de no recibir remuneración en efectivo (también está bajando la valoración). Si algún inversor os plantea remunerar esta labor, huid. Hay mil casos, pero me gustaría hablar de un ejemplo. Se trata de las líneas de financiación pública que acompañan la inversión de business angels («x» euros de préstamo público por cada «y» euros de inversión privada). ¿Debe el inversor tratar de exigir un mayor porcentaje por su inversión, al facilitar ésta la obtención de financiación pública? En mi opinión, NO. Hay dos formas de tomar más valor de una empresa: aumentar el porcentaje de participación o crear más valor. Si el inversor asume que con su inversión se consigue más cash, y que ello dará más valor a la compañía, ya está tomando más valor de la Startup y no debería exigir mayor retribución por la vía del porcentaje.
- [symple_highlight color=»blue»]El día a día[/symple_highlight]. Una situación similar a la anterior, pero más peligrosa, es aquella en la que el inversor pretende asumir roles específicos de la gestión del día a día de la compañía. Salvando las muy evidentes distancias, es como si alguien invierte en Bolsa en ACS y pretende ir a las reuniones de trabajo con Florentino Pérez y su equipo para tomar decisiones, más allá de que le pueda corresponder por su inversión un puesto en el Consejo de Administración de ACS. Incluso aunque el inversor no quiera cobrar por asumir esos roles directos, nunca debéis aceptar su participación en el día a día, incluso le haréis un bien al propio inversor. Uno de los elementos de una Startup en los que debe fijarse el inversor incluso por encima del modelo de negocio, es el equipo. Si está proponiendo participar en la gestión, es porque no confía en el equipo, así que es el propio inversor quien no debería invertir. Dicho esto, hay una excepción a esta situación: cuando es la propia Startup la que busca un puesto concreto para completar su equipo, y una vez encontrado ese miembro del equipo, éste quiere participar en la ronda de inversión de la Startup. En este caso, la necesidad de trabajo concreto nace de los fundadores. Si este no es el caso, no creo que debáis aceptar la participación de un inversor en la gestión.
Cada uno en su rol
- [symple_highlight color=»blue»]La letra pequeña[/symple_highlight]. Me refiero a los acuerdos que acompañan a cualquier inversión que quedan reflejados en el pacto de socios. Hay que prestar mucha atención a cláusulas como la liquidación preferente, la antidilución o el vesting. Es habitual que inversores expertos soliciten preferencia en la liquidación; si es así, aseguraros que no quieren más de 1 vez su inversión, y de que, además, no quieren participar en su porcentaje de lo que quede tras haber recibido su parte. Si no hay más remedio, lo tendréis que aceptar, pero tratad de buscar las fortalezas en la negociación para evitar este tipo de pactos. La cláusula antidilución puede ser aceptable en casos en los que ha habido mucha insistencia por parte del emprendedor en mantener una valoración que podría ser muy elevada para el inversor. Éste puede aceptar la valoración del emprendedor pero se cubrirá con la cláusula antidilución del riesgo de que en próximas rondas la valoración se tenga que rebajar y pueda perder valor. Si el emprendedor cree firmemente en su valoración, no debería haber problema en aceptar esta cláusula, pero hay que leerla bien y ser consciente de sus consecuencias. Por último, el vesting también es habitual y aceptable, pero debe ser entendido y asumido. Mediante esta cláusula, el inversor se protege de salidas anticipadas de miembros del equipo, que quedan penalizadas con pérdida de participación del miembro que incumple el plazo de permanencia en la Startup establecido. Es razonable plantear un vesting de 18-24 meses, seguramente en algunos proyectos algo más o algo menos, dependerá del caso. En general, estas tres cláusulas deben ser negociadas desde lo razonable, en cuyo caso no hay problema en aceptarlas.
- [symple_highlight color=»blue»]Experiencia[/symple_highlight]. Es importante que el emprendedor realice una adecuada investigación sobre el inversor e identifique cuál es su experiencia. Y me refiero a la experiencia en inversión en Startups (tipos de compañías, track récord de exits, satisfacción del emprendedor, etc.), experiencia profesional (laboral, empresarial, sectorial, etc.) e incluso experiencia personal (preguntad a vuestro entorno, evaluad qué tipo de persona es, etc.). Pensad en estos términos: vais a ceder un porcentaje de vuestra empresa a una persona para que os ayude a desarrollar vuestro proyecto, le estáis dando una oportunidad de participar, y debéis saber a ciencia cierta si es la persona adecuada para hacerlo. Si consideráis que dicha experiencia no es suficiente, quizás no sea el inversor adecuado.
El emprendedor también invierte en el inversor
- [symple_highlight color=»blue»]Salidas[/symple_highlight]. Lo habitual es que el inversor tenga clara su salida de la Startup antes de cerrar la inversión. Si no ve claridad en el exit, seguramente no debiera invertir. Esto se suele traducir en cláusulas como la de derecho de arrastre (drag along) y derecho de acompañamiento (tag along) en los pactos de socios, incluso la de liquidación preferente que hemos comentado más arriba. Pero no recomiendo que el emprendedor se comprometa a dar liquidez al inversor en un hipotético plazo y con una rentabilidad determinada para facilitar su salida. La inversión en Startups es una inversión de riesgo y como tal, el inversor debe asumirlo. Si exige protección de este tipo, está garantizando su inversión de una forma alejada del propio espíritu de la inversión en Startups. O no tiene bastante experiencia en invertir en Startups o tiene mala fe. Ambos motivos son suficientes para no aceptar la inversión.
- [symple_highlight color=»blue»]Smart money[/symple_highlight]. Hacemos referencia a «dinero listo» cuando el inversor está aportando más que dinero: experiencia sectorial, networking clave en el desarrollo del negocio, acceso a talento, experiencia en inversión en siguientes rondas, en otros países, … Los emprendedores siempre buscan ese plus en la inversión porque generan valor en el negocio más allá de la aportación de cash. Ello mejora las posibilidades de éxito del proyecto y de cierre de rondas posteriores. No creo que haya que decir no a un inversor que no aporte smart money, pero si podemos elegir, hay que decantarse hacia el «dinero listo».
- [symple_highlight color=»blue»]Road Map de inversión[/symple_highlight]. El Road Map de inversión se obtiene mediante el cruce de tres elementos: el Road Map estratégico (hitos de creación de valor), el plan financiero (cuantificación de los hitos de creación de valor y traducción de los mismos en necesidades de caja) y la Cap Table (estructura de capital de la Startup – ver este post). Si un inversor en fases tempranas valora muy por debajo de su valor razonable una Startup (ver aquí post sobre la valoración) y el equipo de fundadores tiene que diluirse en porcentajes superiores al 20%-25%, está poniendo en riesgo mantener una mayoría en siguientes rondas, y no hay nada peor que un emprendedor sienta que ha perdido el control sobre su propia creación. Puede generar una desmotivación que acabe afectando al desarrollo del proyecto, y ello va en contra de la propia estrategia del inversor. Por ello, no aceptéis diluciones (ver post al respecto de la dilución aquí) muy elevadas en fases tempranas.
Resumen
Hay que decir no a un inversor que:
- nos deja cierto desasosiego o sensación extraña cada vez que hablamos con él (no hay química),
- pide más porcentaje o dinero por defender su inversión,
- quiere participar en el día a día,
- no tiene experiencia suficiente o válida para nuestros objetivos (las Startups invierten en inversores),
- plantea que el emprendedor o la Startup le recompre su participación,
- no aporta smart money, si hay otro inversor que sí lo hace, y
- aceptaría invertir con una valoración que nos rompe el Road Map de rondas de inversión.
VEP
Deja un comentario